Todos, desde niños, hemos escuchado el nombre de William Shakespeare, en su mayoría asociado a Romeo and Juliet. Yo estudié por primera vez a este maestro estando en Bachillerato, en Literatura Universal. No se nos hizo siquiera leer un párrafo de alguno de sus trabajos, pero sí se puso en entredicho su autoría, asociando la misma a otro dramaturgo coetáneo: Christopher Marlowe. ¿La razón? Lo poco que se conoce de su vida podría formar parte de un Sálvame Deluxe isabelino. Es decir, tampoco hay constancia de que tuviese ningún tipo de estudios y se especula que a su muerte nadie encontró ningún tipo de biblioteca en su casa. Claro que si tenemos en cuenta que Marlowe fue asesinado en 1593 y que hay obras de Shakespeare como Twelfth Night, King Lear o The Tempest fueron escritas alrededor de 1599, 1605 y 1601 respectivamente, la teoría de Marlowe queda más que descartada.
De todas formas, el objeto de esta entrada no es menospreciar las investigaciones de los verdaderos estudiosos del tema sobre la verdadera identidad del autor de las obras firmadas por un tal Shakespeare. La verdad es que me da exactamente igual quien las escribiera, pero lo que sí opino es que si realmente no existió ningún William Shakespeare, el autor que utilizó este pseudónimo fue verdaderamente estúpido por no dar a conocer posteriormente su identidad para que hoy por hoy fuese idolatrado por, como creo que he dicho antes, la maestría con que escribió sus obras. Por muchos escritores, poetas y dramaturgos que haya en el mundo, no creo que ninguno pueda transmitir la fuerza que emana de las páginas de King Lear, pueda crear villanos tan inigualables como Shylock (The Merchant of Venice) o Iago (Othello) o describir tantos y tan diferentes tipos de locura, producida por amor, desdicha, remordimientos o traición.
No sé. Creo que la cuestión está bastante clara. Ahora soy yo la que, igual que Basso, no sabe cómo concluir esta entrada, por lo que para poner fin al asunto, utilizaré los mismos versos que utilizó uno de los grandes como inspiración para una de sus también grandes obras:
"To-morrow, and to-morrow, and to-morrow,
Creeps in this petty pace from day to day,
To the last syllable of recorded time;
And all our yesterdays have lighted fools
The way to dusty death. Out, out, brief candle!
Life's but a walking shadow, a poor player,
That struts and frets his hour upon the stage,
And then is heard no more. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing. "
Macbeth V. v. 19-28
Absolutamente magnífico, blog sagaz, plural e inteligente. Gracias por incluir una referencia a "Calesas en Borgo Pass".
ResponderEliminarUn beso,
Julio Ángel Olivares Merino