Uno de esos programas deleznables que infectan cada día las pantallas de nuestros televisores y tiene como protagonistas a periodistas (que deben haber perdido todo respeto por su trabajo), actrices porno y una serie de personajuchos a los que deben pagar una burrada por montar numeritos entre ellos, llorar sin lágrimas y vomitar estupideces disfrazadas de palabras.
Una mezcla de pena, vergüenza y respulsión es lo que siento por este circo. No entiendo cómo puede haber personas que voluntariamente dejen que este tipo de 'puestas en ridículo' les reblandezcan el cerebro. Un poco de criterio, por favor.
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