miércoles, 23 de marzo de 2016

El océano al final del camino (No Spoiler)

Tras un pequeño malentendido a la hora de empaquetar los regalos de Reyes, recibí como regalo la última novela de Neil Gaiman. Después de haber pasado un año en el que leer por placer se había convertido en prácticamente algo ilusorio, y tras quedar algo hastiada de Festín de Cuervos (que ya terminaré con calma antes de que estrenen la 4ª temporada de la serie y sienta deseos de matar cada vez que alguien comente lo "súper fuerte" que es algo en alguna red social), no me lo pensé y cogí con ganas El océano al final del camino, y me lo leí en literalmente dos sentadas.




¿Qué decir de él? No sé si todos los lectores/seguidores de Gaiman estarán de acuerdo con lo que estoy a punto de decir, pero para mí Gaiman es y siempre será un cuentacuentos. Incluso sus cómics, nunca excesivamente largos, siempre serializados, son una suerte de cuento, de relato breve. Y como cuentacuentos que es, me da la sensación de que a la hora de involucrarse en una novela, pincha. Para mi gusto, no consigue un comienzo lo suficientemente elaborado que después llegue al clímax de la narración, sino que de alguna forma suelta todo de golpe y llega al momento (semi)culminante demasiado rápido. Siguiendo dos de (lo que creo que son) las reglas fundamentales del relato corto, Gaiman se centra tanto en una sola acción y simplifica tanto todo, que el resultado es siempre, para mi gusto, demasiado simplón. 

Pero no es mi intención ningunear una novela que ha sido tan valorada en los últimos meses. No. Neil Gaiman tiene un don, un don insoslayable que hace que todo lo que escribe, nos guste o no, deje huella. Deja en nuestro interior un eco, una reflexión, un sentimiento... Tal vez no demasiado fuerte, pero sí bonito. Y que un autor consiga SIEMPRE suscitar como poco una leve sonrisa, es algo que no puedo dejar de valorar positivamente.


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