miércoles, 25 de diciembre de 2013

Fún, fún, fún

Hace casi dos años de mi última entrada. Y precisamente hace dos años aproveché para escribir sobre mi disconformidad con estas fiestas que acaban de comenzar y que aún tenemos que sufrir por unos diez días más.

Mi pensamiento con respecto a la Navidad no ha cambiado. Hoy me he visto en la necesidad de poner por escrito un hecho que me ha llamado la atención. Quizá en otro momento algo así me habría hecho   entristecer, pero en realidad me ha sacado una sonrisa.

Hace ya muchos años me encantaba escribir felicitaciones a mis compañeras del colegio. Muchas veces las enviaba sin que las clases se hubiesen terminado, de forma que existirá la posibilidad de recibir una respuesta. De la carta escrita, se pasó al SMS y sucesivamente a métodos cada vez menos personales y, también me atrevo a decir, menos sinceros.

Este año no he recibido ningún triste mensaje en cadena. No ha habido estrellas, brillos y arbolitos de Navidad. Puede que no haya recibido más de cinco felicitaciones (todas vía email, whatsapp o Facebook), y puede que jamás haya tenido una conversación demasiado cercana con más de dos de las cinco personas que me han felicitado, pero han sido de las más bonitas y sinceras de toda mi vida. Y sí, incluso en un día como hoy, han conseguido que sintiera el calor de la Navidad. Ése del que hay rumores que existe :)

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